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domingo, 7 de abril de 2013

La sorpresa




Antes de nada, hay algo que debería decir.


La sorpresa se la dimos unos pocos que había allí... pero con nosotros estaban algun@s más que no pudieron venir.


Mucha gente sabía que había que demostrarle a Marimini que la queremos, que ibamos a intentar hacerlo...a nuestra manera.

Aquella noche, la congregación perdularia tenía unos 20 miembros, pero en espíritu había muchos mas.


Gente que sabía la que estabamos liando y no dijo ni pío, para que la sorpresa fuera mayor.

Muchas gracias a todos.

Sólo siento que os lo perdierais porque nos reímos muchísimo...






Y empezamos.

Una vez hemos salido del Monasterio de la Santa Espina y en "olor" de Santidad, volvemos a Urueña.
Vamos tan nerviosos, ideando cómo dar esquinazo a Marimini esta noche, que René (que es quien conduce el coche en el que voy yo) se pasa el cruce, y tenemos que dar la vuelta.




Aysssss, que van como locos...
Vamos a "los Ilustres" e intentamos despistar a Minea.
Intentamos poner música...no funciona.
Intentamos encender la chimenea... no tenemos fuego.
Y entonces Jon dice que se acerca a los Beatos a por ello.
Con la escusa de ver a Brais me voy yo con él, Rocío dice que me acompaña, también René...
En la puerta, encontramos a Mariano y Carolina que llegan ahora...
Nos escabullimos, les dejamos un mechero y nos vamos rumbo al Convento para ir preparando la sorpresa.
Y empiezan los nervios...
Unos preparamos las velas, otros llaman a los que faltan...
El secreto es ir escapandose, y quedar todos allí.
Julián y Minos entretienen a Amalia, que ha traido unos manolitos (riquísimos, pero que curiosamente nadie prueba) y quedan en avisar cuando esten cerca.
Jon queda apostado cerca de los Ilustres y promete venir corriendo cuando salgan de casa.
En el convento se suceden las prisas.


Las tocas estan confeccionadas desde el día anterior y escondidas en mi habitación.

Por allí van pasando curas y monjas para ponerse alzacuellos, tocas y demases.


José Ángel se convierte por arte de birbibirloque en Cardenal.
La gata... es la anciana reverenda que ha venido de la leprosería a ver a la hermana Amalia.

Todos vamos aportando ideas.




Los monjes de Silos suenan por todo el convento... y vuelven a sonar (porque estos no vienen).
Nosotros ensayamos y ensayamos, improvisamos.
Decidimos vestir a Brais de Perdulario (María le lleva en brazos).




Las monjas saldremos desde la cocina y los monjes bajaran las escaleras.

Esperemos que nadie se caiga o se ría.

Cuidado con las velas...no nos quememos...

De pronto llega Jon corriendo 


¡¡¡QUE YA VIENEN!!!

Y se hace el silencio y los monjes cantan a tope (pa mí que se oian en todo el pueblo)...



Y llaman a la puerta...


Rocío, vestida de Angustias, hija de Bernarda Alba.


Asusta las pintas que lleva, la verdad.


Un traje negro hasta los pies.

El pelo recogido en un moño bajo.

Ojeras cadavericas que le hemos pintado
...
Las luces apagadas. Sólo iluminan unas pocas velas y el resplandor del fuego de la chimenea.

Los monjes de Silos inundan el espacio.

Rocío hace pasar a la hermana Amalia, aunque ella se resiste:

"que NO...que me voy" dice tirando hacia la puerta mientras Minos y Julián taponan la puerta y cierran.

"Dejamé...que me voy..." grita Sor Marimini de todos los Santos Mexicanos y ándale ándale.

Sor Rocío de todas la Bernardas Porteras hace sonar la campanilla, y entonces sucede...



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