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domingo, 7 de abril de 2013

Convento Perdulario en apogeo



Ante la cara de susto de la homenajeada, empezamos a salir de nuestro escondite...
de uno en uno...

Con una vela en las manos.

Esa es la única iluminación que hay, en el vestíbulo de nuestro Convento perdulario.

Los chicos bajan despacio, por las escaleras.

Nosotras, salimos desde la puerta del fondo (la cocina).

Todos serios y callados.

Sólo se escucha a los de Silos...

Nos acercamos a Amalia y la rodeamos (se ha quedado sin habla, aunque parezca mentira)

Y entonces, Rocío habla con ella:
"Sor Marimini, venga a saludar a la anciana reverenda, que ha venido desde la leprosería a verla"

Entramos en el refectorio y nos vamos situando alrededor de la mesa...dejando alli, cada uno, nuestra vela.











 


Y entonces Amalia repara en la monja (tapada con un velo negro) que hay sentada ante la chimenea.

La pobre Sor Koshka había ideado mil y una conversaciones con ella, pero Marimini se pone nerviosa y le arranca  el velo.

Se abrazan y rien...



Pero nosotros seguimos callados.

Todos miramos hacia un cuadro que hay en lo alto de la chimenea.

Y claro está...

Sor Marimini de Todos los Santos Mejicanos y ándale ándale, se queda callada de nuevo (dos veces en la misma noche...

¡eso sí que es un milagro!)

... aunque por poco tiempo.

Cuando nos ve mirando a todos hacia el mismo sitio, sin hablar... y como en trance...

Se acerca al sitio en cuestión.

Alguien tiene que decirle que estamos mirando algo que vete a saber quién, puso allí.


"Lealó, hermana...lealó".



Y vuelve a liarala, porque no encuentra sus gafas.


Se prueba unas cuantas (las de todos los que estamos allí) y ante la imposibilidad de que lo lea ella...
Se lo leemos nosotros.




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