Aun nos queda un rato para coger el autobús que nos lleve a la Olmeda.
Mientras, decidimos tomar una cervecita en una terraza cercana.
Acaban de llegar dos amigos de Madrid.
Ella es enfermera, o sea que aprovechamos y me cambia el vendaje y me pincha el anticoagulante.
¿se puede estar mejor atendida?
Pues si.
Encima tengo a los mejores nubios que se puede tener...
No tengo queja...
desde luego...
Llegan Mariano y Lara que no nos encontraban, y seguimos con las cervecitas.
Nos llevan en autobús a la Olmeda, o sea que podemos beber tranquilos que no conducimos nadie.
Mis nubios (de los que sólo han querido salir dos en la foto) estan en perfectas condiciones ¿eh?
Va llegando la hora y nos vamos hacia la plaza San Lázaro donde hemos quedado todos.
No nos pongamos nerviosos que es un autobús grande y cabemos todos.
Hasta mi silla de ruedas se viene con nosotros.
Al subir al autobus (me tocó ir delante y en primera fila) me doy cuenta que mi vecino de autobús lleva un brazo escayolado.
Un médico vasco que ha estado en el curso.
Empezamos a pensar que este es un viaje del Inserso...
Madre mia.
¡¡Nos vamos hacia la Olmeda!!
La Villa Romana La Olmeda, es uno de los
yacimientos arqueológicos más importantes del mundo romano hispánico.
Se trata de una gran mansión del Bajo Imperio (s. IV d.C.), cuyo
edificio principal de planta cuadrada flanqueada por dos torres, se
dispone en torno a un patio central y peristilo al que se abren las
distintas dependencias, la mayoría de ellas con pavimentos de mosaicos.
El salón principal u “oecus” de 175 m
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conserva en muy buen estado uno de los principales mosaicos del
mundo romano en el que se pueden contemplar dos escenas;
la principal
narra el conocido episodio de Ulises en Skyros, orlado por una bella
cenefa con una serie de retratos, probablemente de los dueños de la
mansión.
Bajo el tema principal una cacería de gran realismo.
En las proximidades del edificio principal se han excavado diversas
necrópolis con abundante e interesante material que permite estudiar y
conocer mejor el mundo tardorromano en la meseta.
El conjunto fue
declarado Bien de Interés Cultural el 3 de abril de 1996.
En Saldaña,
localidad próxima a la villa, se completa la visión de la vida en la
Roma bajoimperial con la visita al Museo Monográfico de la Villa, en el
que se pueden admirar desde las vajillas de cerámica en terra sigillata
hasta los ajuares funerarios de las necrópolis.
El descubrimiento de la
Villa Romana La Olmeda tuvo lugar en el verano de 1968 con motivo de la
realización de unas labores agrícolas, que al tropezar con restos de una
vieja pared fueron el principio de una investigación arqueológica.
La
incógnita pronto se despejó con el hallazgo de un espléndido palacio de
época imperial romana: salas, corredores, pórticos, todo un conjunto
cuyo momento de esplendor, hace 1600 años, la fortuna nos devuelve
ahora.
La monumental fachada del edificio, flanqueada por dos torres de
forma octogonal, se abre al mediodía.
Traspasada ésta, se accede al
interior del palacio por un vestíbulo cuyo mosaico se conserva
prácticamente intacto.
Al fondo del vestíbulo, dos columnas marcan la
separación entre él y una amplia galería transversal en cuyos extremos
convergen otras con bellos mosaicos geométricos, que son el acceso a las
principales habitaciones de la mansión.
Las orientadas al saliente, de
mayor importancia y suntuosidad, se identifican como alcoba, pequeño
comedor, y sala de recepciones, y conservan espléndidos mosaicos.
Entre
las orientadas al poniente, el gran comedor es la principal, con
reformas de época romana que acrecientan su interés arqueológico.
El
mosaico de la sala de recepciones es uno de los principales mosaicos
conservados en España: Piedras de diminuto tamaño y diversidad de color
se van ordenando armoniosamente hasta formar escenas.
Cazadores a pie y a
caballo que acosan a diversos animales, héroes de la antigüedad clásica
que nos relatan sus viejas leyendas, y un friso, entre ánades
silvestres heráldicos y delfines, en el que los dueños del palacio se
inmortalizan en retratos en los que el arte del mosaico alcanza su
culminación.
Pero eso, lo veremos después...
Ahora...vamos a comer (menú romano)
CONVIVIUM- La cocina romana en la Olmeda.
En la cafetería de la Villa, se ofrecerá un menú, tapas y bebidas basado en la gastronomía romana y en las recetas de Apicio, gastrónomo romano del s. I y autor del libro "de Re Coquinaria", que ofrecen la posibilidad de acercarnos al fenómeno de la alimentación romana desde diversos enfoques.
El menú a degustar por nosotros es:
ACETABULA. PRIMA MENSA
CVCVRBITAS MORE ALEXANDRINO
calabazas a la alejandrina
PVLVM NVMIDICVM.
Pollo en salsa con frutos secos
DVLCIA ALEXANDRINI
Dulces alejandrinos
GVSTATIO O PROMVSIS Aperitivos
EX MARTIALE PROMVLVS
aperitivo de Marcial.
EPITYRVM.
Paté de aceitunas
CASEVS EX PANIS.
Galletas saladas con queso
PANIS.
Tostas de pan
IN HASTAE.
Brochetas
OVA COCTA PATINAE
Bandeja de huevos cocidos
ASPARAGI VIRIDIS
Esparragos verdes.
POTVS. Bebidas
AQVA.
Agua
MALA PVNICA VINUM
Vino de granadas
MVLSVM
Vino con miel
MELLI MVSTVM
Mosto con miel
NVCLEI MVSTVM
Mosto con piñones
Vaaaaaale...
Ya sé que algunos se quedaron con hambre.
Que nuestros paladares no estan acostumbrados a la comida romana.
Que el vino caliente sabe distinto...
Pero habeis de reconocer que fue curioso comer en aquel sitio, la comida que probablemente degustaron nuestros ancestros.
Para ellos era manjar de Dioses.
He de reconocer que, una buena puesta en escena no hubiera venido mal.
Si los que nos servían se hubierran vestido como en la época...
Si hubieran explicado mejor lo que estábamos comiendo y cómo estaba hecho...
Si, es verdad, que llama mucho la atención ver un brazo con tatuajes de Iron Maiden que te sirve Mvlsvm.
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el organizador |
Cafetito, visitas a la librería... al baño...
Y continuamos.
Fue un detalle enorme que los profesores nos acompañaran en la Comida Romana.
Que se desplazaran hasta la Olmeda para comer con nosotros.
Y después del cafetito y las visitas a la libreria de la Villa, les despedimos deseando verles pronto.
Siempre es un lujo tratar con un equipo docente como ese.
Los demás, nos organizamos para la visita a la Olmeda.
Os he hablado de esta Villa Romana en otras ocasiones, en otras crónicas.
Es la cuarta vez que vengo a la Olmeda (aunque volveré otras cuantas veces), por lo que dejo tranquilos a mis nubios e intento ir por libre para no darles tanta lata.
Entonces José Ängel me propone acercarnos a Vinalia; una representación Histórica del tiempo de la Vendimia Romana.
VINALIA RVSTICA:
La Vendimia en Roma.
"Taller de Recración Histórica"
En época romana, el tiempo de la
vendimia constituía una temporada de trabajo intenso, tal y como hoy
sigue siendo en nuestra geografía.
Era el momento de recoger el fruto
del esfuerzo de todo un año.
La buena vendimia llevaba la abundancia a las casas y permitía
mantener una intensa exportación de vino hacia la capital, Roma, y a
otras partes del estado.
Pero del mosto no tan solo salía el
vino, bebida predilecta de Baco.
También de el salía otro producto que
resultaba muy importante para la cocina romana: el defrutum, un dulce de fácil conservación.
¿Qué era el defrutum?
Pues, simplemente, mosto hervido hasta conseguir una consistencia de jarabe.
Este producto podía recibir tres nombres: caroenum, sapa o defrutum, según la reducción del volumen inicial (de una tercera parte en adelante)
Su procedimiento de fabricación a
gran escala se llevaba a término hirviendo el mosto recién exprimido en
un espacio amplio, luminoso y bien ventilado.
Allí se instalaban grandes
ollas de plomo, con capacidad para 90 ánforas (2.250
litros aproximadamente).
Un dato curioso es el de que al utilizar ollas
de plomo, los romanos estaban muy expuestos al saturnismo,
envenenamiento agudo por ingestión de plomo.
Este envenenamiento era muy común, y
por esta causa se ha llegado a decir que una de las causas de la caída
del Imperio romano, llegó a ser la de la mala salud causada por la
utilización de vajilla de plomo en la cocina, ¡opiniones hay para todo,
por supuesto!
Mientras el mosto hervía se le
añadían toda una serie de aditamentos: anís, nardo, pámpanos de vid,
rosas y sobretodo, fenogreco.
Igualmente se introducían diversas frutas
en la olla, con lo que el resultado era francamente sabroso, mientras se
removía el cocimiento con un generoso bouquet de ramas de
hinojo, con una doble finalidad: le confería sabor y a la vez se evitaba
que el mosto se agarrara por efecto del calor y los posos resultantes
de la intensa cocción.
Finalmente, para retirar las impurezas que flotaban en la superficie, se introducían coladores de esparto crudo.
Los encargados de explicarnos todo van a ser Valeria Placidia y su marido.
Dos persons encantadoras que, metidas de lleno en su papel, nos reciben encantados.
A mi me colocan un collar de esclava (en
Roma los esclavos solía llevar un collar que como tal los identificaba
en el que se podía leer detenedme si escapo y devolvedme a mi dueño)
y a José Ángel un Fascinum (pues no estaba contento él).
El fascinus o fascinum, personificación del falo divino en la magia y religión de la Antigua Roma.
La palabra puede referirse también a la propia deidad Fascino (Fascinus), a efigies y amuletos del falo y a hechizos utilizados para invocar su divina protección. Plinio el Viejo lo llama un medicus invidiae, un "doctor" o remedio para la envidia (invidia) o el mal de ojo.
Nos agasajan con un poco de requesón con miel (no era exactamente eso, pero no recuerdo el nombre y el sabor es lo que mas me lo recuerda) y vino.
Mariano, que ve el vino, se nos acerca (él también quiere probarlo).
Entonces nos explican cómo se hacía y bebía este líquido elemento.
Nos muestran una serie de hierbas y productos naturales utilizados en aquella época.
He de reconocer mi sorpresa ante algunas de ellas.
Era la primera vez que veía mirra, ese regalo tan preciado para los antiguos.
Y entonces llega el grueso del grupo.
Ahora les toca a ellos.
Y aprovechamos para escaparnos a ver la Exposición
"DINERO Y MENSAJE"
Las Monedas de la Olmeda
Una exposición que pretende dar a conocer el papel que la moneda ha
jugado desde la antigüedad y el que jugaba especialmente en el mundo
clásico, mucho más allá del valor de circulación en su época o del
numismático y coleccionista posterior.
En la muestra, presentada en seis vitrinas y cinco paneles, el
Comisario, José Antonio Abásolo, Catedrático de Arqueología de la
Universidad de Valladolid, en cuyas aulas ha enseñado Numismática,
recorre la importancia de las monedas en el mundo romano, a través de la
colección de monedas griegas, romanas e indígenas -donadas
recientemente a la Diputación por Aquilino Antón-, y de una selección de
cerca de 900 monedas aparecidas en el conjunto del yacimiento
arqueológico de La Olmeda, analizando también su papel simbólico en la
cultura occidental para finalizar con una referencia a la Numismática y
el Coleccionismo contemporáneos.
Y nos vamos hacia el autobús.
Que nos vamos a
San Juan de Baños.
La iglesia de
San Juan de Baños se ubica al sur de la provincia de Palencia,
de cuya capital dista apenas una decena de kilómetros.
El
paraje en el que se levanta San Juan de Baños fue de enorme
riqueza cerealista desde tiempos de los romanos, proliferando en
el entorno, tal y como han atestiguado numerosos hallazgos arqueológicos,
las villas tardorromanas agrícolas y de recreo.
Debido a las
propiedades curativas de sus aguas, el actual Baños de Cerrato,
conocido durante la dominación romana como "Balneos",
se constituiría también como un importante establecimiento
termal, constando referencias de la existencia de un templo consagrado
al dios Esculapio.
Los orígenes
cristianos de la iglesia de San Juan de Baños, ya durante
la época de la Monarquía Visigoda, hay que remontarlos
al año 661, cuando, por orden del rey Recesvinto y según
consta en una lápida de consagración aparecida en
el propio templo, fue mandada construir bajo la tutela de la sede
episcopal palentina.
En dicha inscripción,
que no deja lugar a dudas pese a estar escrita en un latín
no demasiado puro, aparece mencionado el año 699, que vendría
a corresponderse con el 661 de nuestra era.
La inscripción
original se encuentra hoy en el Museo Arqueológico Nacional
de Madrid, habiendo sido colocada una réplica en el interior
del templo, sobre el arco triunfal de ingreso a la cabecera.
La tradición
popular cuenta que la iniciativa del rey Recesvinto de fundar el
santuario se debió a que, regresando el monarca junto a su
comitiva de una exitosa campaña contra los vascones, paró
a descansar en estos pagos cerrateños al sentirse algo indispuesto
aquejado de una dolencia renal, la cual, tras beber agua del manantial
que brotaba en el lugar, se sintió totalmente curado, levantando
como agradecimiento un templo en honor de San Juan Bautista.
Sea literal
o no la leyenda, lo cierto es que nos hallamos ante una fundación
de carácter real, en la cual, además, se cumple el
axioma, tan común a muchos edificios cristianos medievales,
de erigirse en un lugar de culto o de especial significación
para antiguas religiones politeístas con el fin de ser cristianizado.
Pocas décadas
después de su consagración y debido a la conquista
y posterior dominación musulmana de la Península Ibérica,
el templo quedaría en desuso, aunque, afortunadamente, quizás
por el respeto a la figura de San Juan Bautista que profesaba el
Islam, nunca llegó a ser destruido.
Tras la reconquista
cristiana de todo el Valle del Duero, la iglesia perteneció a la reina Doña
Urraca primero y al monasterio de San Isidro de Dueñas después.
Varias
intervenciones a lo largo de los siglos modificaron sustancialmente su morfología
original.
El edificio llegó al siglo XIX en un estado bastante
lamentable de conservación, siendo sometida a una oportunísima
restauración que la salvó de la ruina y en la que
le fue añadida la modesta espadaña que hoy corona
su pórtico occidental.
A lo largo del
siglo XX fueron realizadas en su entorno varias campañas
arqueológicas de excavación que han acabado por aportar
interesantísimas revelaciones acerca de su evolución
arquitectónica.
Conserva buena parte de su estructura visigótica, con algunas modificaciones
que, a finales del gótico, alteraron sustancialmente su planimetría
original sobre todo en la zona de la cabecera.
Construida a
base de grandes sillares perfectamente labrados y aparejados a hueso
(sin argamasa), la iglesia presenta en la actualidad, tras un pórtico
o nártex abovedado a los pies, una planta ligeramente trapezoidal
que va ensanchándose a medida que se aproxima a la zona presbiteral.
El cuerpo del
templo se estructura en tres naves -la central más alta y
ancha- separadas por arcos de ligera herradura apeados sobre ocho
columnas romanas que, en número de cuatro a cada lado, quedan
coronadas por diferentes capiteles entre los que encontramos tanto
romanos reaprovechados como de factura visigótica.
Diferentes estudios
en forma de excavaciones arqueológicas acometidas en el entorno
del templo durante el siglo XX han acabado por concluir que, en
origen, las tres naves desembocaban en un marcado crucero al que
abrían tres estancias cabeceras separadas e independientes
entre sí.
Este tipo de remates cabeceros serían bastante
comunes en la arquitectura visigótica.
En un momento
dado, en tiempos del gótico, se optaría por "integrar"
las dos estancias cabeceras extremas -denominadas "próthesis"
y "diakonikon"- mediante la erección de dos nuevas
capillas absidiales anejas a la cabecera, de manera que, muy probablemente,
las absidiolas laterales originales acabarían por perder
su función litúrgica y, por consiguiente, desaparecer.
Por ello, de la triple cabecera que se observa en la actualidad,
solo el ábside central pertenece a su construcción
original.
La
portada de acceso al templo, situada en el cuerpo avanzado a modo
de pórtico o nártex a los pies, se compone de un vano
de ligera herradura sobrepasada un tercio de la longitud del radio,
quedando perfilado por un arco dovelado en cuya clave fue tallada
una cruz patada que, en cierta manera, recuerda en su forma a las
cruces votivas típicas de los tesoros que enriquecían
el interior de las iglesias visigóticas.
La pequeña
espadaña de un único hueco de campanas y piñón
triangular que corona el imafronte del pórtico fue añadida
en una intervención tardía, concretamente en 1865.
Las tres naves
que conforman el cuerpo principal del templo quedan divididas mediante
arcos de ligera herradura que, en número de cuatro a cada
lado, descansan sobre columnas cilíndricas de mármol
reaprovechadas de construcciones romanas del entorno desaparecidas.
El resto de
cestas, siguen en el modelo hispanorromano a base de pencas y
fórmulas avolutadas, como queriendo imitarla.
Tan solo los
dos capiteles más próximos a los pies del templo,
de factura claramente visigoda, se alejan de la tradición
técnica clásica y, aunque pretenden copiarla, no alcanzan
su perfección formal, quedándose en formas vegetales
bastante esquemáticas.
Por encima del
arco triunfal encontramos, incrustada en el muro y enmarcada por
cuatro ménsulas de decoración discoidea en espiral,
una réplica de la lápida fundacional por la que el
rey Recesvinto dedicaba la fundación de la iglesia a San
Juan Bautista.
En la inscripción, realizada a base de caracteres
incisos de trazo algo irregular, puede leerse, según traducciones
de los especialistas, los siguientes versos:
"Precursor
del señor, mártir Juan Bautista posee esta casa, construida
como don eterno, la cual, yo mismo, Recesvinto rey, devoto y amador
de tu nombre, te dediqué, por derecho propio, en el año
tercero, después del décimo como compañero
ínclito del reino. En la Era seiscientos noventa y nueve"
La fecha de
699 reflejada en la lápida vendría a corresponderse
con el 661 de nuestra era.
Fuente
de San Juan
A pocos metros
de la iglesia y, sin duda, principal artífice de que el lugar
sobre el que se asienta el templo fuera un lugar de especial relevancia
telúrica y sagrada desde tiempos inmemoriales, se conserva
la fuente-manantial de San Juan, conocida también como Fuente
de Recesvinto en honor al monarca que, tras beber de ella, vio como
sanaba de su afección renal, mandando erigir por ello en
el lugar una iglesia también dedicada a San Juan.
En torno a la
fuente y debido a las propiedades de sus aguas, ya conocidas entonces,
se crearía en época romana un establecimiento de tipo
balneario, del cual, consta la existencia de un templo dedicado
al dios Esculapio, algunas de cuyas piezas fueron reaprovechadas
en la erección de la iglesia.
Por supuesto, algunos bajaron e intentaron beber del agua sanadora.
Aqui, la prueba de ello.
Ya contareis si son ciertas sus propiedades.
Y aqui acabó el curso.
Después de unos dias interesantisimos, rematados por semejante lujo de excursión, volvímos a Palencia.
Descanso, cena y visita a la familia egipcia en Palencia.
Como siempre..
en el Faraón
Pero no os vayais que algunos (los de siempre) seguimos culturizándonos.
¡¡Hasta mañana!!
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http://www.arteguias.com/iglesia/sanjuanbanos.htm