Hoy tenemos un día completito.
Aunque oficialmente, el Curso Forjadores de Sueños acaba por la mañana, hay programada una excursión a la Villa de la Olmeda y a la Iglesia de San Juan de Baños, para después.
Reconozco mi falta a la primera ponencia, por motivos que no vienen a cuento, aunque llegué cuando aún no había terminado de hablar la profesora de Historia de la U. Complutense de Madrid Estela García Fernández.
El tema a tratar (y del que me han contado alguna cosa) es:
EL SUEÑO DE LA CAVERNA:
Pensamiento filosófico y reforma política en la República Romana.
La
desaparición de la Monarquía empeoró la condición del pueblo romano.
Mientras
el rey mantuvo su autoridad, hizo de contrapeso al poder aristocrático.
Pero
ahora, las clases populares no tenían ninguna protección frente a los patricios
en una Asmblea que estaba dominada por éstos.
La
abolición de la monarquía fue obra de los patricios. Era pues natural que el
nuevo régimen consagrase la victoria de la Aristocracia frente al resto del populus
sobre el que se había apoyado el poder de los últimos reyes.
Roma
ya no era aquella comunidad formada por clanes de ganaderos, las gentes,
con un pater a su cabeza y un consejo interclónico, el Senado.
Al
frente del nuevo estado, bautizado como RES PUBLICA (cosa pública) fueron
nombrados dos magistrados, los cónsules, con poderes iguales al antiguo rey,
pero con el mandato limitado a un año y la obligación de ejercer sus funciones
de manera colegiada, para evitar que la nueva magistratura derivase en
dictadura.
En
los años centrales del s. II a.C., la diferencia peligrosa para el
mantenimiento de la supremacía senatorial, está en que la pugna trasciende del
seno de la nobleza y desvela debilidades internas del grupo y su propia falta
de cohesión.
Se
interesa al pueblo, a sus órganos de expresión, a las asambleas populares y a
sus representantes legales, los tribunos de la plebe, en la vida política de
Roma.
El
tribunado de Tiberio Graco se considera generalmente en la Historia de Roma como
el comienzo de una nueva etapa que sólo se cierra con el fin de la república.
La
elección de Tiberio como Tribuno de la Plebe de 133 no puede comprenderse sin
el apoyo de una factio, de la que se convierte en portavoz y ariete
frente a otros clanes, que luchan por la supremacía en el círculo de la
oligarquía y por la dirección del Estado.
Podríamos
analizar la personalidad de Tiberio y apoyarnos en la educación recibida y
mediatizada por la orgullosa figura de la madre (prototipo de matrona romana) o
por las ideas estoicas de pensadores ligados a la filosofía griega y
helenística.
Pero dejando de lado especulaciones indemostrables, la acción de
Tiberio se concretará en una LEX AGRARIA que presentará como tribuno de la
plebe y que es producto de la cuidadosa elaboración de una factio senatorial,
que utiliza a uno de sus jóvenes miembros para sacarla adelante.
Su
contenido proponía que una comisión de tres miembros (tresuiri agris dandis
adsignandis indicandis) repartiera entre los ciudadanos pobres, tierra
procedente del ager publicus.
Un canon simbólico anual al Estado recordaría a
los beneficiarios su carácter de propiedad pública, para evitar la
especulación, así como una serie de indemnizaciones para los propietarios que
hubieran invertido en tierras de las que ahora se verían privados por esta ley.
El
proyecto se puso en marcha apenas iniciado el periodo de gestión del tribuno.
Cuando
Tiberio presentó su propuesta a votación se encontró con el veto de Octavio y
la disolución de la Asamblea.
Depuesto
Octavio, fueron elegidos los tres miembros de la comisión en las personas del
propio Tiberio, su hermano Cayo y su suegro Apio Claudio.
El
Senado intentó boicotear la puesta en práctica de la ley.
Se intentó buscar una
solución a través de una legislación complementaria, lo que envenenó mas aún
las relaciones con el Senado.
Ante
la probable reelección de Tiberio como tribuno de la plebe, un ambiente de
tensiones y encono irían caldeando el ambiente hasta acabar con el propio
asesinato de Tiberio Graco.
Será
Licinio Craso (suegro de Cayo Graco) el nuevo miembro de la comisión agraria el
que sustituya a Tiberio consiguiendo en 131 el consulado y nombramiento de
pontifex maximus, aunque moriría en Asia.
Será
Cayo Graco, hermano de Tiberio quien en 123 presentaría su candidatura a
tribuno de la Plebe quien intentará seguir adelante con la Ley y la reforma
social.
Con
la muerte de éste tras el asalto al Aventino, el sueño de los Graco llegaba probablemente
a su fín.
-Historia
de Roma
J.
Manuel Roldán
Ed.
Cátedra.
-La
República Romana
Hª
National Geographic
Ed.
RBA.
-
http://es.wikipedia.org/wiki/Periodo_de_los_Gracos
http://historicodigital.com/los-hermanos-graco.html
Llega el final del Curso, aunque no de las actividades.
La última ponencia corre a cargo de Santiago Montero Herrero, catedrático de Historia Antigua en la U. Complutense de Madrid.
El Tema a tratar:
Ideales políticos y milagros:
La figura de Apolonio de Tiana.
Célebre filósofo místico.
Nació en Tiana, pequeña aldea de la Capadocia, tres o cuatro años antes de J.
C.; murio en Éfeso hacia el año 97, reinando Nerón.
Pretendía descender de los
antiguos fundadores de Tiana y llevado a la edad de catorce años a estudiar con
Eutidemo, profesor de retórica en Tarso, sintió tal disgusto al ver la
relajación de costumbres de aquella ciudad, que a pidió a su padre que
lo dejase ir a Aegæ ,
pequeña ciudad vecina donde había un templo dedicado al dios Esculapio
A los 16 años abrazó la doctrina Pitagórica. Dejó de comer
carne, argumentando que “vuelve espeso el espíritu y lo hace impuro”.
El
único alimento puro, decía, es aquel que proviene de la tierra: las frutas y
verduras. Igualmente se abstuvo de tomar vino, pues consideraba esta bebida
contraria al equilibrio del espíritu, entorpeciendo la parte superior del alma.
Renunció a toda vestidura hecha de piel o pelo de animal, vistiéndose de
lino. Iba descalzo (con sandalias de corteza), se dejó crecer el pelo y se fue
a vivir al templo consagrado al Dios Esculapio.
Tras la muerte de su padre y al llegar a la mayoría de edad, Apolonio heredó
una fortuna considerable a la que renunció,quedándose con lo estrictamente
necesario para sus desplazamientos y alimentación.
Repartió los bienes entre su hermano (un joven entregado a una vida
disoluta) y algunos familiares, explicando que llevaría una vida de asceta y
por tanto nunca formaría un hogar.
Su género de vida y su
lenguaje sentencioso y oscuro hicieron tal impresión en el vulgo, que no tardó
en verse rodeado de numerosos discípulos.
Los artesanos abandonaban
sus talleres; las ciudades le enviaban embajadores; los árabes cantaban sus
alabanzas y se dice que se hizo admirar de los brahmanes de la India, de los
magos de la Persia y de los sacerdotes del Egipto.
En Hierápolis, ciudad de la
Siria situada en el lugar en que estuvo la antigua Nínive, en Éfeso, en
Esmirna, en Atenas, en Corinto y en otras grandes poblaciones de la Grecia,
Apolonio apareció como preceptor del género humano, visitando los templos,
corrigiendo las costumbres y predicando la reforma de todos los abusos.
Quiso ser admitido en los
misterios de Eleusis, pero tratado de mago se le prohibió la entrada en ellos,
interdicto que no se le levantó hasta los últimos días de su vida.
En Roma, a donde, según su
expresión, había ido para ver qué especie de animal era un tirano, condenó el
uso de los baños y hasta se dice que hizo milagros.
Al pasar por delante de él,
el féretro que conducía a una doncella perteneciente a una familia consular, se
acercó a ella, pronunció algunas palabras místicas y la doncella a quien se
creía muerta se levantó y se fue por su pie a casa de sus padres.
Éstos le ofrecieron una
crecida suma, pero él la aceptó sólo para dársela como dote a la doncella.
Un día, la multitud aterrada
presenciaba un eclipse de sol acompañado de una fuerte tormenta.
Apolonio miró al cielo y
dijo en tono profético: «Algo grande sucederá y no sucederá.»
Tres días después cayó un
rayo en el palacio de Nerón y derribó la copa que el emperador se llevaba a los
labios.
El pueblo creyó ver en aquel
incidente el cumplimiento de la profecía de Apolonio.
Vespasiano, que le había
conocido en Alejandría, le miraba como hombre divino y le pedía consejo, que el
filósofo le daba con la misma libertad que había usado ya en muchas ocasiones.
Habiendo cantado un día
Nerón en un teatro en los juegos públicos, Tigelino preguntó a Apolonio qué
pensaba del emperador: «le hago mucho mas favor que tú, respondió el filósofo;
tú le crees digno de cantar; yo de callarse.»
El rey de Babilonia le pedía
un medio de reinar con tranquilidad.
Apolonio se limitó a
contestarle: «Ten muchos amigos y pocos confidentes.»
Sorprendido un esclavo con
la concubina del mismo rey, el príncipe preguntó a Apolonio cómo castigaría al
culpable. «Dejándole la vida,» contestó el filósofo.
Y como el rey se mostrara
sorprendido, añadió: «Si vive, su amor será el mayor de los suplicios.»
En el reinado de Domiciano,
Apolonio fue acusado de magia, encerrado en un calabozo después de haberle hecho
cortar el pelo y las barbas, y allí cargado de grillos y cadenas.
Desterrado
después por el mismo emperador, murió al poco tiempo, lo cual no fue obstáculo
para que, a su muerte, se le erigieran estatuas y se le hicieran honores
divinos.
Éfeso, Rodas y la isla de
Creta pretenden poseer su tumba, y Tiana, que le dedicó un templo, obtuvo en
memoria suya el título de ciudad sagrada, lo que le daba el derecho de elegir
magistrados.
Lampridio asegura que el
emperador Alejandro Severo tenía en su oratorio entre los retratos de Cristo,
Abraham y Orfeo, el de Apolonio, y Vopisco (Vida de Aurelio), que hace
de él grandes elogios, dice que debe honrársele como ser superior a la
humanidad, y promete, si el tiempo no le falta, escribir la vida del hombre que
hizo cosas que sobrepujan el límite de las facultades humanas.
Hasta el siglo V, la
reputación de Apolonio se mantuvo viva aun entre los cristianos.
Prueba de ello es que León,
ministro del rey de los visigodos, invitó a Sidonio Apolinar, obispo de
Auvernia, a que le tradujera la vida del filósofo escrita por Filóstrato.
El obispo escogió el
ejemplar más correcto y sobre él hizo su traducción, que remitió al ministro
con una carta en que ensalza las virtudes del filósofo; diciendo que sólo le
faltaba para ser perfecto haber sido cristiano.
A lo que parece, a lo que
debe su descrédito es a sus mismos discípulos, que queriendo realzar su mérito
le han presentado como un impostor, atribuyéndole milagros y profecías
que le colocan a la altura de los embaucadores vulgares.
La vida que posteriormente
escribió Filóstrato está tomada de otra debida a uno de los compañeros de
Apolonio, llamado Damis. De sus escritos auténticos el único que nos queda es
la Apología, conservada por Filóstrato (VII, 7).
http://es.wikipedia.org/wiki/Apolonio_de_Tiana
http://www.filosofia.org/enc/eha/e020416.htm
http://www.mundohistoria.org/blog/articulos_web/apolonio_de_tiana
Después de esta extraordinaria ponencia, se da por finalizado el curso.
Clausura, despedidas... pero no todo acaba aqui.
Como actividades extra, nos vamos a comer a la Villa de la Olmeda.
y después a San Juan de Baños.
Nos vamos hacia la Iglesia de San Lázaro, donde nos espera el autobús que nos trasladará hasta allí.
Ahora nos vemos.
Ahora nos vemos... en un rato
ResponderEliminarEl último ponente, me dio clases a mí en la Complu. Espero que dando charlas, no sea tan soporífero como en clase
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