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ANTIGUOS (curso Palencia 2012) II




En la siguiente ponencia, reconozco haberme perdido un poco.

El cansancio, el sonido que en un edificio como el que estamos siempre es dificil de controlar.... me ayudaron a perderme un poquito.

Aun así, os cuento mas o menos de lo que se habló:








"Apuntes sobre Derecho de Familia en la Antigua Grecia: la adopción en el Código de Gortina"




Las leyes de Gortina son un código legal arcaico, griego, el más extenso que se conoce por ahora. Procede de Gortina, en el sur de Creta.

Fueron labradas en piedra en el siglo V a. C. La forma es arcaica, parecida a las primeras leyes bíblicas.

Está escrito con letras grandiosas sobre una serie de tablillas de piedra que están adosadas a una pared.

De la inscripción original quedan 600 líneas.

Su contenido las sitúa en el comienzo de la segunda mitad del siglo V a. C.









No se trata de un verdadero código legal, sino más bien lo que en latín se llamaría una
satura legum, o bien una compilación de leyes dispersas, actualización de leyes antiguas precedentes y leyes nuevas referidas a temas concretos.

Las leyes inscritas pertenecen en su mayor parte al derecho de familia, salvo algunas referidas a materias económicas.

Hablan de una clara división de clases:

Ciudadanos libres

Esclavos domésticos

Siervos Esclavos


Los vínculos que ligaban a uno y otro grupo y que garantizaban sin problemas la herencia de la tierra y asumían las tensiones de cambios sociales, esos vínculos eran flexibles y complejos.

Todo ello está reflejado en estas tablas de leyes.

Se conservan en el margen de un canal perteneciente a lo que fue un molino.

En este lugar fueron descubiertas en el siglo XIX.

Según las investigaciones, antes estuvieron en la base de un teatro construido en el siglo I a. C., sobre un muro cóncavo de unos ocho metros de largo y ciento setenta y cinco centímetros de alto, que a su vez debió alzarse sobre las ruinas del edificio de un tribunal o consejo.

Es probable que en el lado izquierdo del muro existieran otras ocho columnas, hoy perdidas.

La “Reina de las Inscripciones”, como también se las ha llamado, fue labrada en el siglo V AC sobre una docena de columnas de piedra que ocupan un espacio de nueve metros de longitud por uno y medio de altura.

En ellas se suceden seiscientas líneas.

Cada columna contiene entre 53 y 66 líneas, escritas en dialecto dórico cretense, y dispuestas en
bustrofedón, es decir, escritas, cada línea, sucesivamente de izquierda a derecha y de derecha a izquierda invirtiendo los caracteres, en este último caso, como si se mostrasen en un espejo.










El Código de Gortina es, en general, o por lo menos lo que ha llegado hasta nuestros días, una compilación de leyes dispersas al modo de un código civil en el que se tratan ampliamente el derecho familiar, normas de adopción, herencia, divorcio y garantías para la mujer.

También trata de crímenes contra la moral, la violación, el adulterio y sobre los derechos de los esclavos.

No prevé sentencias barbarás ni la pena de muerte.

Las leyes cretenses tuvieron una amplia difusión y reconocimiento en el mundo heleno.

Platón, en sus “Diálogos” sobre las Leyes, reconoce que
“...hay gentes de Argos y de aquella estirpe que entre nosotros tiene hoy una gran reputación: la de Gortina.”


Aristóteles observó en la “Política” que las leyes de Gortina conceden a las mujeres una libertad similar a aquella de la que gozaban las féminas de Esparta, atribuyéndolo a la ausencia física de los hombres, ocupados en sus campañas militares.









Terminamos pronto la ponencia, y la siguiente era después de comer.

Yo... llevaba sueño atrasado y una ya empieza a estar para pocos trotes...

Aproveché para poner mis pobres vasos canopos a descansar.

Avisé que me iba... y que si me despertaba pronto, me acercaría a comer con el resto, en el siglo XXI (otro punto de reunión bastante repetido)

Me voy al Sarcófago.





¡¡Ta luego!!


No he contado...por pudor...

que decidimos hacer una escursión a las dependencias de Fray Renear de las ocurrenciasvarias y la risasturiana.

Que el camastro en dicha celda, era doble.

Que estaba situada sobre un altillo y había que subir unas empinadas escaleras.

Que un grupo de perdularias subieron al altillo y se fotografiaron.

Que alguna de ellas hasta enseñó casi las vergüenzas.

Que yo... que soy un alma pura, hube de subir también para obligarlas a bajar.

Que entonces apareció Sor Teresa de las cataluniasmañas y se sumó a la juerga...

Que a la salida... nos regañaron por escándalo y risas... tuviendo que recordarnos que estabamos en un monasterio.

Fray Renear debe tener fotos de ello. 








Podreis ver que no engaño.

Aysssssssssss 






Sobre las 14, 15 h suena mi móvil que me arranca de los brazos de Morfeo.

Es el Padre Prior Nomenclator de todos los santos tortuguiles que me cuenta que van a comer en el S. XXI (¿de qué me sonará a mí ese restaurante? scratchscratch).

Me reboco la fachada un poco y me acerco.

No sólo de cultura se alimenta el cuerpo.

Y allí tengo la posibilidad de conocer a otros nuevos perdularios.

En mi mesa, Hekhanakte y César observan al resto del personal.

Al fondo, Imilce y dos amigas se nos han añadido.

Al menos ellas saben de nuestra locura y son capaces de articular palabra.

He de reconocer que todos ellos me sorprenden gratamente... aunque será mi paisano Hekhanakte quien antes tenga que abandonarnos.

Café en el Hotel Valentín y de vuelta al curso.

Ahora, van a hablarnos sobre el Larario y el Culto familiar en Roma.

Marta Bailón García va a amenizarnos con su relato.









el Larario y el Culto familiar en Roma.




En la antigüedad humana, la religión ocupaba y teñía todos los órdenes de la vida.


En este sentido los ritmos del día a día, asi como los miedos y esperanzas personales estaban íntimamente ligados con los dioses y diosas romanos.

Es preciso decir, que la religión romana se podría dividir en dos partes, la religión de carácter público o estatal y los cutos privados o domésticos.

A este respecto, las que eran denominadas como divinidades del hogar (lares, manes y penates) tenían un papel importante y muy activo en el día a día, siendo una obligación

el rendirles culto (la forma era mantener vivo el fuego del hogar, siempre y cuando la familia no desapareciese por uno u otro motivo).

El sumo sacerdote de este culto era el Pater Familias y el ritual era celebrado en el lararium (pequeño altar situado, normalmente en el atrio, que se ubicaba principalmente cerca de la entrada principal de la casa)

Los romanos adoraban a los dioses Penates como protectores de la familia y también como protectores del Estado, considerando a éste como una familia de ciudadanos.

Su nombre proviene de penus ("provisiones de boca") y sus imágenes se guardaban en la Penetralia, en el centro de la casa. 











Constantemente se mantenía fuego en el hogar en honor a éstos y sobre la mesa se les ofrendaba sal y frutos.

Se toman a los penates como inventores de la casa y por dispensadores y conservadores de todos los beneficios de la fortuna y del bienestar de que disfrutaba una familia o una comunidad.

Los Lares eran dioses secundarios de la mitología romana y estaban más bien en la categoría de genios.

Guardaban estrecha relación con los penates y éstos y aquellos eran objeto de un culto común.

Los lares eran los manes, o sea, los espíritus de las personas difuntas de una familia, divinizados por ésta.

Eran los espíritus de los hombres honrados.

Todos los lares estaban al cuidado del Lar Familiaris, que estaba mirado como fundador de la familia, de la cual era inseparable.

Además de estos lares privados (por estar dentro de cada casa de familia) se pueden apreciar también a los lares públicos que se dividen en:

lares praestites y lares compitales.

Los primeros eran los protectores de toda la ciudad y los segundos eran los que presidían los distintos barrios de la misma.

El lugar destinado a los lares, lugar siempre espacioso, se llamaba Lararia.

Allí les ofrecían las personas de la casa una porción de comida diaria y a las horas oportunas y en las celebraciones se les adornaba con guirnaldas y se dejaba abierto el Lararia.

Los romanos en la antigüedad rendían en las encrucijadas de los caminos culto a los Lares.

Eran las encrucijadas lugares de intermediación entre lo ordenado, como representación de Logos, y de la naturaleza como representación del Caos.

Hasta el final de la republica estos Lares recibían el nombre de Lares Compitales.

La palabra compita significa cruce, y designaba las encrucijadas que delimitaban las propiedades agrícolas entre sí y con los caminos.

Los devotos se llegaban a las encrucijadas para conciliar con sus ofrendas la protección de estas divinidades del lugar, solicitaban protección para los campos sementados del vecindario,

protección para los enfermos, para los niños, para los caminantes.

Octavio Augusto hizo revivir en Roma las fiestas de estos Lares Compitales, y modificó el antiguo culto de carácter estrictamente rural introduciendo sus altares en 265 cruces de las vías principales de Roma.

Los Lares Compitales pasaron a ser acompañantes de los ciudadanos en las encrucijadas urbanas.

Igualmente, y de manera simultanea, en las nuevas vías abiertas tras la conquista de los territorios del norte de Hispania, estableció los “nuevos” Lares Viales,

que se encargaban de prestar protección a los viajeros que transitaban estos caminos.

Los Lares Viales adquirieron parte de las características de los antiguos Lares Compitales y recayó en ellos la protección de los caminantes en dirección a su destino.

Los templos a estas divinidades estaban emplazados en los cruces de caminos y en algún caso próximos a puentes sobre ríos.

Es notoria la alta concentración es de elementos epigráficos que existe en la antigua Gallaecia dedicados a los Lares Viales.

Se podría decir que el emperador Octavio Augusto se preocupó de igual manera por señalar los cruces de las calles de la ciudad de Roma y a la vez los caminos que llevaban a la Gallaecia.

De las 36 epigrafías conocidas dedicadas a los Lares Viales en todo el imperio, el 77% de ellas han sido encontradas en el noroeste peninsular y del total el 52% en territorio del antiguo convento Lucense.

Si Roma, como ciudad sagrada, debía a este carácter divino su abundancia a encrucijadas augusteas, no es de extrañar que el convento lucense, cuyo nombre proviene de Lucus,

bosque sagrado, tenga el mayor número de encrucijadas sagradas.

Estos templos dedicados a los Lares Viales y situados en cruces de caminos o puentes a lo largo del trayecto eran, en su gran mayoría, del estilo toscano; poseían un atrio cubierto

anterior a la cella, que permite guarecerse a los caminantes.

De esta manera los Lares no solo ofrecían protección espiritual a los caminantes, sino que permitían una protección física frente a las inclemencias de la climatología.

Dice Vitruvio en su tratado sobre arquitectura en lo referente a la orientación de los templos situados en los caminos:

“si cerca de los caminos públicos, (los templos) se pondrán de suerte que los pasajeros, vean la puerta y puedan hacer sus acatamientos”.

Señala que desde el camino se podrá observar directamente la puerta del templo y así hacer directamente el acceso sin rodeos.

A la vez la divinidad podrá contemplar a los viajeros y ofrecerles su protección.

Los Lares son representados como jóvenes, si son hombres, imberbes, con túnicas cortas y que en algunos casos presentan caduceos o varas en sus manos






Tipos de Lares

Lares Compitales: de las encrucijadas.

Lares Domestici: del hogar.

Lares Familiares: de la familia.

Lares Permarini: del mar.

Lares Rurales: de la tierra.

Lares Viales: de los viajeros.

Lares Urbanos: protectores de las ciudades.

Lares Personales o genio: cuidaba a una persona desde su nacimiento.


más aquí http://www.celtiberia.net/es/biblioteca/?id=1319

















Las relaciones paterno-filiales en Roma

por Milagros Moro Ipola



El rasgo característico de las relaciones entre las generaciones en las familias romanas era el autoritarismo.

Aunque los poderes del padre fueron objeto de modificaciones durante el principado, la mayoría de ellos permanecieron esencialmente intactos.

Tal vez el más notable fuera el poder de vida y muerte.

Hasta finales del siglo IV, los padres romanos podían decidir que criaban a sus hijos o si los exponían.

El paterfamilias tenía los derechos de propiedad oficial sobre todos los bienes, incluyendo los que sus hijos adquiriesen por medio del trabajo.

Cuando el padre moría sin haber hecho testamento, el derecho civil disponía que la herencia divisible se repartiera a partes iguales entre todos los hijos legítimos (varones y mujeres).










La mortalidad infantil era común.

La cuarta parte de los recién nacidos no llegaba a cumplir un año de edad y puede que hasta la mitad de ellos no alcanzaran los diez años.

Los que conseguían salir vivos de las enfermedades infantiles de su primer decenio podían esperar vivir otros treinta y cinco o cuarenta años más.

Las mujeres romanas que llegaban a la edad adulta, tenían que dar a luz una media de cinco o seis hijos para que la población no entrara en decadencia.

Entre los romanos, como entre los griegos, eran los padres de familia quienes decidían si aceptaban o no al recién nacido.

La señal de aceptación la daba el padre cuando lo levantaba del suelo donde lo había dejado la matrona: el padre lo tomaba o acogía (tollere) con tal acto.

Si por el contrario no lo aceptaba, el hijo era expuesto, es decir, era dejado en algún basurero público o en algún domicilio; en tal caso los recién nacidos o bien morían, o bien eran recogidos

por tratantes de esclavos que lo alimentarían para posteriormente venderlo.

Los criterios usados para abandonar a los recién nacidos (niños expósitos) eran diversos: a los malformados se los exponía siempre, los pobres los exponían por no tener con qué alimentarlos;

la clase media prefería tener menos hijos para poder educarlos mejor.

En el campesinado de las provincias orientales, la familia que había llegado a un máximo tolerable de hijos regalaba los sobrantes a otras familias que los aceptaban gustosos

(más trabajadores para la familia); aquellos hijos regalados eran llamados threptoi (tomados a cargo).







Pero incluso los ricos llegaban a no desear un hijo, frecuentemente por cuestiones legales de testamento.

Los niños expuestos rara vez sobrevivían: los ricos no lo querían ver más mientras que los pobres guardaban algunas esperanzas de que el niño fuese acogido.

Los niños de las familias acomodadas eran desde muy pequeños entregados a los cuidados de una nodriza y un pedagogo, encargados de su buena educación y alimentación (nutritor, tropheus).

Cuando un joven se casaba, su madre y la nodriza iban la noche de bodas a darle los últimos consejos.

El niño y el joven andaba todo el día con ellos (nodriza y preceptor), y sólo en la noche cenaba y veía a sus padres.

(Anécdota: Nerón tendrá por cómplice en el asesinato de su madre a su preceptor, y su nodriza fue la única que lo consoló cuando todos lo empujaban a la muerte).

Los dos personajes que acompañan al niño romano son como una segunda familia; en las buenas casas, o en las más adineradas, mandaban a dicha pequeña familia (niño, nodriza y pedagogo)

al campo, a cargo de una señora madura, muchas veces severa, que disponía de la educación y de las distracciones de los hijos de la familia:

César y Augusto fueron educados así.

Vespasiano fue educado por su abuela paterna.

Sin embargo, en la práctica, los chicuelos eran bastante atrevidos.

Se pensaba en Roma que la verdadera moralidad era la resistencia al vicio no tanto como el amor a la virtud.

La distancia entre padre e hijos era enorme y a éste debían dirigirse siempre como señor (domine).

La adopción de hijos era también un fenómeno frecuente en Roma, porque era útil; lo más importante para un Romano era la prolongación en el tiempo del nombre de familia;

así, los viudos sin hijos solían adoptar hijos para prolongar su nombre.

El caso más famoso de adopción es el de Octavio Augusto (emperador) quien fuera adoptado por César, haciéndolo hijo y heredero.

Las nodrizas eran quienes enseñaban a hablar a los niños; en las casas acomodadas solían ser griegas, para que los niños aprendiesen la lengua de la cultura.

Los criadores o pedagogos enseñaban a los niños a leer.

La escritura, aunque era clara señal de nobleza, no era un privilegio exclusivo de la clase pudiente, pues se ha descubierto en diversos papeles que la plebe sabía leer y escribir y que

circulaban escritos literarios que llegaban hasta los puntos más alejados del imperio, no necesariamente grandes ciudades sino también pequeños villorrios.

Los preceptores particulares enseñaban a la niñez pudiente pero no era aquella la única forma de educación: habían escuelas hasta en las más pequeñas aldeas, con clases por las

mañanas y vacaciones anuales, donde se enseñaba lo básico.

Gran parte de los niños romanos fueron a las escuelas (hasta los doce años); las escuelas eran mixtas.

A los doce años los niños se separaban, y solo los varones de las familias adineradas proseguían los estudios, bajo la tutela de un gramático: autores clásicos y estudio de la mitología;

las niñas entre los 12 y 14 años eran consideradas en edad núbil: podían ser ya prometidas a varones de otras familias, y a los 14 eran ya consideradas como señoras (domina, kyria),

a esa edad se casaban, y desde entonces se dedicaban solo a embellecerse o a trabajar en la rueca(las aristócratas) .






Los estudios del varón no se hacían con fines utilitarios sino más bien por la apariencia (prestigio) enfocándola más que todo en la retórica.

En las zonas griegas del imperio la educación era diferente, ya que conservó su ancestral sistema de enseñanza: primero porque era pública, se hacía en gimnasios abiertos

para todo el mundo; segundo porque el enfoque estaba puesto tenazmente en el deporte, que ocupaba más de la mitad del tiempo de los chicos; y finalmente porque la

educación griega se prolongaba hasta los 16 o incluso los 18 años de edad, en que el joven era todavía considerado como un efebo.

La historia, filosofía y literatura se enseñaban en los rincones mismos de los gimnasios.

todos los preceptores romanos (que frecuentemente eran griegos) enseñaban griego a sus pupilos, pues era la lengua de la cultura y de las ciencias,

Terminada la educación el joven romano aristócrata tenía dos caminos: el ejército o la administración pública; los más pudientes optaban por la segunda vía, siendo frecuente

ver a chicos de 16 o 18 años ocupando el cargo de oficiales o sacerdotes del estado o de oradores del foro.

La retórica era muy apreciada: un buen orador tenía siempre más popularidad o fama que cualquier poeta (la oralidad era más tomada en cuenta que la escritura).

Pero la retórica siempre se ocupó de temas fáciles que atañían sobretodo a las relaciones sociales mucho más que a la naturaleza o la psique (temas preferidos por los griegos).

Por otra parte, no había mayoría de edad legal; simplemente el padre decidía cuando cambiar de ropas (ponerle la toga) y afeitar a su hijo, tratándolos o de púberes o de impúberes. 





He de reconocer que me pareció interesantisima esta charla.

Sobre todo porque la ponente tenía la facultad de despertar la curiosidad en nosotros por todo lo que decía.

Un tema tan serio, enfocado desde el punto de vista que lo hizo ella....

es aún mas interesante.

A la salida, estuvimos hablando unos cuantos con ella... y riendonos.

Empezó a contarnos sus investigaciones en Historia; Cómo un equipo multidisciplinar (entre los que se incluyen médicos, y sobre todo algún patólogo) amante de la Historia, intenta

descifrar algunos por qués y darle alguna salida a temas aún ignorados.

Prometió hablarnos algún dia de "CALI"... jejejeje

Esperamos ansiosos que lo haga, profesora.

Estaremos encantados.






















Era Viernes y teniamos todo el fin de semana por delante...

Mañana nos esperan las ultimas ponencias y la escursión a la Olmeda.

O sea que decidimos tomarnos unas cervecitas juntos.






ya sabeis que procuro no sacar las caras de nadie.

A mi no me gusta que saquen la mia sin preguntarme y yo...hago lo mismo.

Como no puede ser de otra manera, el lugar elegido es el S. XX

Las malas lenguas dijeron mas tarde que era propiedad de un compañero que se nos añadió el ultimo dia... pero me da que no es cierto.

Los profesores se despidieron de nosotros y nosotros procuramos enterarnos de la noche de Aguilar.

Toda información es buena... y la Cultura se aprende en muchos sitios.


Y nos dieron las 4 h de la mañana.

Brais aún tenía ganas de marcha cuando nos vió llegar a casa.

Costó convencerle de que había que irse a dormir.

¡¡TA MAÑANA!!




                                                _________________






Una noche de toses y carraspeos, amenizada con el sonido del reloj de la plaza se ve en mi cara.

Un cansancio que ya me ocuparé de curar cuando llegue a Madrid...

Ducha, secado de pelo y lavado de dientes y a la calle.

Desayuno en el Valentin con el resto de la gente y para el Monasterio.


Hoy nos espera un dia largo y el fin del Curso.

Pasará una temporada hasta que volvamos a este lugar inigualable y tan lleno de Historia




A ver... que me he hecho un lio y he cambiado ponencias.

Ha sido un curso cuajado de imprevistos (lo que no ha impedido que fuera interesantisimo).

Un profesor pasó su ponencia por escrito a la profesora Fernandez Uriel, porque se encontraba en el Hospital con una lumbalgia severa.

Otra profesora tuvo que incorporarse a un trabajo nuevo... y tampoco pudo acudir.

Eso ha hecho que el programa oficial (en el que yo me he basado) fuera cambiado a última hora.

Ayer era incapaz de recordar cual era la ponencia que me faltaba por contar... (soy un desastre) hasta que fui capaz de acalararme.

Por tanto, os cuento la ponencia que nos pasaron por escrito y que no la hace por ello menos interesante.







Familia y Parentesco en la Hispania Indoeuropea



Distintas fuentes Históricas (literarias, epigráficas y arqueológicas) hablan de la importancia de las organizaciones suprafamiliares de parentesco dentro de la vida de los

pueblos prerromanos del área indoeuropea de la Península

Los estudios realizados en los tres primeros tercios del siglo XX interpretaron estas informaciones en el sentido de que entre dichos pueblos existiría una "organización gentilicia"

que sería la organización social propia de los mismos.

A partir del último tercio del siglo XX estas interpretaciones han sido revisadas por distintos historiadores dentro de lo que constituye uno de los campos de estudio más innovadores

de la Historia Antigua de la Península Ibérica.

En la actualidad se opina, con matices entre los distintos autores, que dichas fuentes lo que reflejan es la organización familiar propia de estos pueblos que, a pesar de la difusión

de la organización social romana, basada en la familia restringida y en la CIVITAS, conservó una gran importancia.



La Tabla de los Zoelas o La Tabla de Astorga es un texto jurídico realizado sobre una placa de bronce (32x24 cm) de forma cuadrangular y coronada por un frontón

triangular en cuyo interior aparece la data consular.

Se encuentra en el Staatliche Museen de Berlín.


 

                                                                                                 Esquema y transcripción del Pacto de los Zoelas.



Encontramos signos de una institución conocida con el nombre de hospicio u hospitalidad, que eran acuerdos de amistad consistentes en su mayoría en un documento portátil

de bronce o plata, llamado tésera; suponía una vinculación especial por la cual los implicados (individuos o ciudades) se recibían en mutua protección, reconociéndose leyes,

derechos y deberes que se plasman en cartas tabulas (tablas de bronce).

El pacto de hospitalidad permitía adquirir los derechos de un grupo gentilicio a otros grupos o individuos; quienes se acogían a la tutela de ese grupo.

No se trataba de un acto de adopción, las partes actuantes contraían derechos mutuos sin que la personalidad propia se perdiera.

Al principio estos pactos eran verbales, un rito con presencia de testigos y de los dioses que actuaban como garantes.

Más tarde, los romanos asimilarían también estos acuerdos.






La inscripción que se puede observar queda como sigue:


Appio Iunio Silano P. Silio
Nerva cos
Tillegus.Ambati.f. Susarrus
). Aiobaiciaego.hospitium
fecit. cum Lougeis Castellanis
Toletensibus.sibi uxori.libe
ris posterisque.suis.eum
que uxorem liberosque. eius
in fidem. clientelamque.sua
m. suorumque. in perpetuo.
Cas
tellanei. Toletenses. receperunt
egit.
Tillegus. Ambati ipse
mag. Latino. Ari. et. Aio Temari


Siendo su traducción:

"Durante el consulado de Apio Junio Silano y Publio Claudio Nerva, Tillego, hijo de Ambato, Susarro y originario del castellum Aiobaigiaeco, llevó a cabo un pacto de hospitalidad con los Lougeos, habitantes del castellum de Toledo, para sí mismo, para su mujer, para sus hijos y para sus descendientes. Por su parte, los habitantes del castellum de Toledo le recibieron para siempre, a él y a los suyos, como clientes. Levantó acta del acuerdo Tillego, en su propio nombre, además de los magistrados Latino, hijo de Aro y Ayo, hijo de Temaro (por parte del Castellum Toletense)"

(Traducción realizada por el Dr. D. Antonio Rodríguez Colmenero)



La tabla que se puede ver en la foto superior y que representa un pacto de hospitalidad entre Tillego, miembo de la gens del castellum Aiobaigiaeco y descendiente de los susarro

(actualmente la comarca de Sarria) y el pueblo de los lougeis, ubicados en el castro antes mencionado.

Este tipo de acuerdo de hospitalidad se realizaban con el fin de mantener una relación clientelar y de protección entre ambas familias.

Si bien, la realización de la misma no tenía carácter de ley, si que tenía cierto valor jurídico al estar plasmado en bronce.







Llegamos ala última ponencia del Curso, aunque no al propio curso en si.

Ahora es Rosa Sanz Serrano, catedrática de Hª Antigua de la Complutense de Madrid quien nos va a hablar de un tema muy interesante.



La formación de las niñas en el mundo romano


Prescindiendo de la época monárquica, de cuya educación no tenemos noticias, la educación de la primera época de la republica tenia como ésta misma un carácter eminentemente aristocrático; se dirigía a los nobles, que a la vez eran guerreros y terratenientes: los patricios, que poseían todos los derechos civiles y políticos.

Solo mas tarde entraron a participar en ellos los plebeyos, y nunca los esclavos, procedentes en su mayor parte de los pueblos sometidos.

En esta época, la influencia de la familia era todopoderosa.

El padre, el pater familias, ejercía la máxima autoridad, la patria potestas; pero la mujer, la madre ocupo en el hogar un lugar mas elevado que en Grecia, sobre todo en la educación de los hijos.

Estos, en efecto, estaban a su cuidado en la primera infancia, y cuando no podían atenderlos personalmente, los confiaban a una matrona pariente que vigilaba estrictamente la vida de los niños.

A los siete años, el niño pasaba de manos de las mujeres a las del padre, quien se ocupaba en lo sucesivo de su educación.









No sabemos exactamente en que consistía esta, pero a juzgar por la que dice Plutarco de la educación del hijo de Catón el Viejo era muy elemental:

"Cuando ya empezó a tener alguna comprensión, el mismo tomo a su cuidado el enseñarle las primeras letras, sin embargo de tener un esclavo llamado Quilon, bien educado y ejercitado en esta enseñanza, que daba lección a muchos niños…; le daba a conocer las leyes y le ejercitaba en la gimnástica, adiestrándole no solo a tirar con el arco, a manejarlas armas y a gobernar un caballo, si no también a herir con el puño, a tolerar el calor y el frío y a vencer nadando las corrientes y los remolinos de los ríos.
Dice además que le escribió la historia de su propia mano y con letras abultadas a fin de que el hijo tuviera dentro de casa medios de aprovecharse, para el uso de la vida, de los hechos de la antigüedad y los e su patria.

Los hijos acompañan a sus padres a los tribunales y aun a las sesiones del senado, iniciándose así en los aspectos de la vida civil.

De igual modo asistían con sus padres a los festines de los mayores, interviniendo en ellos con sus cantos y haciendo las veces de escuderos o servidores.

Las niñas quedaban en la casa al cuidado de su madre, entregadas a las faenas domesticas.

A los 16 o 17 años el muchacho abandonaba la toga pretexta para adoptar la toga viril.

Entonces entraba en el ejército y en la vida pública, pero antes había dedicado un año al aprendizaje de esta, el tirocinium fori.

De ello se encargaba, generalmente, no el padre, si no un hombre político experimentado, viejo amigo de la familia; con el solía seguir después algunos años.

En general, en la educación romana primitiva predominaba el mismo espíritu de sobriedad y austeridad, de laboriosidad y de disciplina que caracterizaba a la sociedad de aquella época, era una educación eminentemente moral, más que intelectual.




Sus ideales los tomaban de los héroes de la propia patria, de su historia, y no de la poesía épica como en Grecia, y en ellos se acentuaba el sentido del patriotismo.

En cuanto al contenido, esta educación tenía un doble aspecto.

De una parte, la educación física, con carácter premilitar mas que deportivo, y de otro la educación jurídico-moral, basada en la ley de las Doce Tablas.

Al mismo tiempo aprendía prácticamente lo que necesitaba el terrateniente, como la agricultura y el cálculo, a la vez que adquiría la experiencia cívica que hemos señalado.

Era en suma una educación por la acción, para la vida, por la vida y sin escuelas, aunque con maestros privados.

Se basaba en la vida nacional, en la conciencia histórica de roma, en sus tradiciones y en su religión.

 



 


La influencia de la cultura helénica tuvo la virtud de despertar la cultura de Roma, dando nacimiento a su literatura y a su educación escolar como dice el verso de Horacio:

"La Grecia vencida ha conquistado a su vez a su salvaje vencedor y llevado la civilización al bárbaro Latium".

La educación romana anterior, de tipo familiar, patriarcal, experimenta varias transformaciones.

En primer lugar, respecto a su organización.

Los ciudadanos más ricos tuvieron maestros o preceptores privados, generalmente griegos inmigrados; que introducían a sus hijos en su lengua y la cultura helénicas.

Pero lo decisivo es que en esta época se fundan o desarrollan escuelas independientes, aunque siempre con carácter privado o particular.

No quiere decir que antes no hubiera escuelas, en la republica Romana, pero las que existían eran de tipo esporádico y muy elemental ahora se generalizan las escuelas, las cuales son de dos clases: una en la que se da la enseñanza totalmente en griego y otra en la que predomina el latín.

En una y otra clase había lo que más tarde fueron los tres grados clásicos de la enseñanza: el elemental, el medio y el superior.


 

 



La escuela primaria, la ludus magíster, llamada también la ludus literarius, comenzaba a los siete años; tenía un programa muy elemental, consistente en la lectura, la escritura y el cálculo, con algunas canciones, pero con una disciplina muy rigurosa y frecuentes castigos corporales.

A ella asistían los niños y las niñas indistintamente.

A la escuela elemental sigue la secundaria la del grammaticus, en la que se hizo sentir más la influencia de la cultura griega.

Comienza ella a los 12 años y dura hasta los 16.

Los historiadores sostienen que la mujer romana, es decir, la mujer libre que vivía según las costumbres latinas y, posteriormente, según el derecho roano, desempeñaba una función sensiblemente más importante que el de la mujer griega en la sociedad.

En el seno de la familia desempeñaba un papel educativo y administrativo que le concedía una autoridad que la mujer no había conocido.




A menudo, en lugar de los hombres que habían partido a la guerra o habían muerto o estaban proscritos, las mujeres romanas de las clases más acomodadas asumían ente jurídico y económico liberándose del estado de subordinación habitual.

Estudiando la evolución del derecho matrimonial romano se puede observar un gradual proceso emancipador de la mujer del Pater familias, ligado a la crisis de la tradicional familia patriarcal romana que maduró en la edad imperial.

El fin de la libertad política y la sumisión de todos los estratos sociales al dominio de una única familia llevó a las mujeres a representar papeles exclusivamente masculinos al principio, sin, por otra parte, ponerlos en cuestión.








Al deterioro de la autoridad masculina y de la organización familiar, que había experimentado su máximo apogeo en la época republicana, corresponde un tímido proceso de emancipación femenina.

En la época republicana, las niñas romanas, incluso las de las clases inferiores, frecuentaban las escuelas elementales públicas antes de casarse, en cambio, si pertenecían a familias acomodadas o aristocráticas tenían un preceptor particular.

En el acceso a la cultura el origen de la familia era determinante para la mujer romana: todas las mujeres cultas de las que tenemos noticia eran hijas o mujeres de intelectuales.

Cornelio( siglo II a.C.), madre de los dos Gracos, conocida por su cultura, era hija de Escisión el Africano, que era filoheleno.

Otra Cornelio, mujer de Gneo Pompeyo(106-48 a.C.) conocía la geometría y la filosofía.

Lelia y Hortensia, hijas de célebres oradores, fueron mujeres cultas y literatas en el siglo I a.C.

En el siglo I d.C., en la época julio-claudia, las mujeres romanas conocieron un período de notable auge económico y tuvieron acceso a numerosos oficios, algunos de ellos de gran contenido cultural: fueron educadoras, secretarias, libreras, médicas, artistas (además de comerciantes, artesanas, obstetras).

Sin embargo, posiciones de igualdad con el hombre, cuando no de verdadero y auténtico privilegio jurídico y político, correspondían sólo a un restringido círculo de mujeres aristocráticas.
















Diversos autores sostienen que los romanos no elaboraron filosofía alguna de forma original, sino que permanecieron tributarios del pensamiento griego primero y, después, del pensamiento cristiano.

Aunque seguramente la cosa fue más complicada podemos hablar de cuatro corrientes del pensamiento griego que se difundieron en el mundo latino: el platonismo, el aristotelismo que favoreció un cierto desarrollo de la ciencia entre los romanos, el epicureísmo y el estoicismo.

Tenemos escasa noticias de mujeres que tuvieron un papel verdaderamente importante en el ámbito filosófico del mundo romano y sólo sabemos que las mujeres romanas fueron estudiosas de medicina.

Se trataba de una profesión tradicional que estaba ligada a los antiguos métodos de las matronas o las herboristeras campesinas, como fue el caso de Elefantide y Laide o el caso de Olimpia de Tebas.





2 comentarios:

  1. Espero que disfruteis tanto como lo hicimos entonces.

    Esos Cursos de Historia me permitieron conocer personas que aún estan en mi vida.

    Y otras que aunque ya no lo esten, fueron muy importantes en su momento.

    Un saludo afectuoso para todos ellos.

    Allá vamos.

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  2. Se han acabado las ponencias pero no el curso.
    Os espero en la tercera parte.

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