Una vez nos hemos despedido de los que regresan a Madrid, nos encaminamos al monasterio de la Santa Espina.
El monasterio de la Santa Espina es un monasterio cisterciense. Los monjes llegaron al monasterio en el año 1147, enviados por Bernardo de Claraval a petición de la infanta-reina Sancha Raimundez, hermana de Alfonso VII y confirmando éste último la fundación del Monasterio un año después.
Teníamos cita para las 18,30, pero convencimos al cura-guia de que nos dejara hacer la visita antes.
Este hombre nos contó que en la historia del Monasterio se pueden distinguir tres etapas diferenciadas:
- Etapa cisterciense: Es la fase más larga, comenzaría con la llegada de los monjes cistercienses desde Claraval. Los monjes cistercienses residieron de forma permanente en el monasterio hasta la incautación de sus bienes por el Estado, y posterior venta, con la Desamortización de Mendizabal . Con anterioridad, sólo hubo dos cortos espacios temporales en los que el monasterio fue abandonado a su suerte: durante la invasión napoleónica y durante el trienio liberal.
- Etapa de transición: Obra de la marquesa de Valderas, Susana de Montes y Bayón, a través de los Hermanos de la Salle, llegados al monasterio en 1886, para crear una escuela de primaria y agrícola, y donde permanecen hasta el presente.
- Etapa de restauración: Promovida por Rafael Cavestany, es el momento en que se establece un concierto entre La Fundación, La Salle y el Ministerio de Agricultura, hoy la Junta de Castilla y León.
- Estos cambios llevaron consigo la restauración del monasterio.
La Sala capitular se remonta a los orígenes del monasterio, no habiendo sufrido grandes transformaciones desde entonces. Es una de las mejores conservadas y más representativas de los monasterios cistercienses españoles.
En la Iglesia nos encontramos con partes originales del s.XIII, como las tres naves del fondo con estilo protogótico
También cuenta con partes transformadas en el s. XVI, como el transepto y el presbiterio que son renacentístas, según diseño de Gonzalo de Sobremaza
En la Capilla de las Reliquias se guarda la reliquia de la Santa Espina, una de las espinas que Jesucristo llevaba en su corona, que fue traída por doña Sancha según se cuenta.
El Monasterio cuenta con dos claustros, el primero de ellos es el llamado claustro de la hospedería, y que data del s XVI.
El segundo, claustro procesional, con expresión herreriana un poco tardía, es fruto de la transformación en el s. XVII del primitivo cisterciense.
A destacar, las desapariciones momentaneas del personal perdulario debido a los tsunamis provocados por la digestión de los garbanzos.
Veías a uno aparecer de repente, tras un arco... más tarde, era otro el que se alejaba a contemplar determinado capitel...
Hacía un frío tremendo en aquel Monasterío, pero eso no evitó los calores provocados por el cocidito...al parecer.
A destacar la procesión para subir a ver la espina (virtual, casi...porque era dificil verla de tan pequeña que era) y el sacrificio que hicieron las dos cojas del grupo para subir y bajar a verla.
También quiero señalar la disposición piadosa del Padre Tuci a confesar a algún perdulario, a pesar de aquel ambiente cargado de tormenta y tsunamis, causados por la gula y vicio de Perdurueña.
A partir de aquí, empieza lo dificil.
El camino tortuoso hacia Urueña.
La que tuvimos que liar para dar esquinazo a Sor Marimini de todos los Santos Mexicanos y ándale ándale.
La colaboración inestimable del Minos y Julián...
Y el trabajo enorme y sobre todo la puesta en escena de todo el Convento en pleno.
Permitidme que medite un poco, porque contaros el encuentro apostolar de los perdularios allí reunidos, la organización e improvisación que tuvimos que hacer...
Y las carreras de Fray Jon que actuaba de chivato y avisador "Que vienen" fueron altamente importantes para la hazaña que voy a narraros en breve.
Voy a retirarme a mis aposentos a meditar como contaros la hazaña...
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