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jueves, 7 de septiembre de 2017

Los terrores del año mil





Los terrores del año mil



El siglo X europeo ha sido catalogado tradicionalmente como un período histórico oscuro y su culminación se ha planteado como una época de temores particularmente impactantes, que no responden tanto a una presencia de carácter apocalíptico, sino más bien a un conjunto de amenazas y condiciones específicas de la vida cotidiana. 


Los acontecimientos naturales interpretados como signos apocalípticos fueron eclipses de luna, lluvias de estrellas o cometas: uno de estos prodigios fue un espantoso meteoro que permaneció visible en el cielo del año mil cerca de tres meses.


Estos fenómenos o testimonios tuvieron mayor relieve por difundirse en ceremonias habituales -liturgias, sermones, predicaciones- ante la población. 
Desde los medios clericales se promovió una visión apocalíptica y catastrófica. Se difundió la conciencia de que los desastres se debían a los pecados de los hombres. 
Para atajarlo, había un tipo de iniciativas religiosas: ayunos, oraciones, movimientos de tregua y paz, peregrinaciones hacia los Santos Lugares. 



La comunidad se enfrentaba a la catástrofe mediante la penitencia que, aplicada por la Iglesia, determina los pecados.





Una creencia de gran difusión era la división de la cronología universal en seis edades, a semejanza de los seis días que Dios empleó en la creación del mundo, cuya duración era de 6.000 años. 












 

Juan de Biclaro en su Cronicon (591) y San Isidoro de Sevilla en sus Etimologías (626) ya pretendieron calcular la edad del mundo, que rondaba entonces los 6.000 años desde la creación de Adán; Julián de Toledo, en el año 686, y el autor de la Crónica mozárabe, a mediados del siglo VIII, coincidían en señalar el año 800 como el fin de los tiempos. 











Mayor influencia adquirió el Comentario al Apocalipsis de Beato de Liébana del año 776, en el que ilustró el majestuoso horror de la catástrofe, con retazos de influencia mozárabe y oriental. 




El fenómeno de los códices que contienen el "Comentario al Apocalipsis" (Commentarium in Apocalypsin) de Beato de Liébana es único en la Alta Edad Media hispánica. Ninguna otra obra fue copiada tantas veces como para que llegaran a nuestros días más de 25 manuscritos, además de fragmentos de otros, que se han ido descubriendo y que superan ya la decena.





Este fenómeno no se explica tanto por el texto de la obra principal que contienen, sino por sus ilustraciones, que tienen una notable uniformidad pictórica, al contrario que las Biblias y Evangeliarios que no repiten sus iluminaciones.



Veintidós manuscritos de los conservados las tienen. 
Los beatos más antiguos que conservamos son del siglo X, aunque la producción de copias debió de ser constante desde la publicación del "Comentario".

El Beato de Tábara o de Gerona es un beato, obra del Abad Dominicus y de los miniaturistas Ende y Emeterius. Fue terminado en el año 975, y en 1078 pasó a la Catedral de Santa María de Gerona.



Al final del manuscrito iluminado figuran el nombre del patrón, Abad Dominicus, y la fecha exacta de su edición (6 de julio de 975). También se conocen los nombres de sus dos ilustradores: Ende, "pintora y sierva de Dios" y Emeterio, "monje y sacerdote". 
La palabra latina para pintor aquí está en forma femenina. Era costumbre medieval citar los nombres, en orden decreciente de importancia. 
Por lo tanto se puede afirmar que el más importante de los dos ilustradores era una mujer, una de las pocas artistas femeninas con nombre de la Edad Media, probablemente una monja o un personaje noble.

Este códice contiene los Comentario al Apocalipsis, redactados en el siglo VIII por Beato de Liébana. Además de la recopilación original del Beato de comentarios sobre el Libro del Apocalipsis, esta versión también contiene el comentario de Jerónimo sobre el Libro de Daniel. Daniel es rico en la profecía escatológica, por lo que la inclusión de comentarios de Jerónimo con el trabajo de Beato tiene sentido sobre una base temática








Tenemos pocas y poco fiables noticias sobre cómo apareció este códice en el archivo de la Catedral de Gerona, en el que aún se conserva. 

Dado que el monasterio de Tábara fue destruido por Almanzor en el año 988, parece posible que hubiera llegado antes de esas fechas a algún monasterio catalán en un intercambio de manuscritos, que eran tan habituales en esa época y que, al haber desaparecido aquel, el Beato permaneciera en su nueva ubicación hasta que fue donado en 1078, parece ser que en un testamento, a la catedral de Gerona.






Hace unos cuantos años, un artículo sobre uno de estos Beatos cayó en mis manos.
El artículo estaba escrito por Marelis Loreto Amoretti, y se titula “Los cometas, una señal de la Ira de Dios”.
Guardé aquel artículo durante muchos años.
Más tarde, al estudiar Historia y comprender más sobre los Beatos, rescaté aquel artículo.
Nos dice cómo el paso de un cuerpo celeste cerca de la Tierra se interpretó durante siglos como una señal divina, un buen o mal augurio.
En el Apocalipsis además, la caída de un cometa anticipa el fin del mundo.
Beato de Liébana lo interpretó en estos términos.










Los Cometas. Una señal de la IRA DE DIOS
Por Marelis Loreto Amoretti







Desde tiempos remotos, uno de los fenómenos astronómicos que más han llamado la atención a los hombres, en todas las culturas, han sido los cometas,-primos hermanos de los asteroides, pero dotados de brillante cola-, interpretados como señales que anuncian desgracias o buenaventuras.
En cualquier caso, buenas o malas noticias, el paso de un cometa siempre trae consigo un augurio de algo por venir.
Tenemos muchos ejemplos. Los Reyes Magos siguieron a un cometa hasta llegar donde había nacido Jesús. 
Se vieron también cometas el año de la muerte de Julio César, Atila, Mahoma, Carlomagno y Federico II de Alemania. Y la campaña de Rusia que hizo Napoleón fue realizada bajo el augurio de un cometa.
En la Biblia se citan cometas que tampoco auguraban nada bueno, como el que nos ocupa, y que surge del sonido de “la tercera trompeta”:
De acuerdo a los versículos 10 y 11 del capítulo 8 del Apocalipsis, “El tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella, ardiendo como una antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los ríos, y sobre las fuentes de las aguas. Y el nombre de la estrella es Ajenjo. Y la tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo; y muchos hombres murieron a causa de esas aguas, porque se hicieron amargas”
La mayoría de las veces los cometas fueron interpretados por los cristianos como señal de la IRA de Dios y anuncio de castigos divinos. 
Un monje español, Beato de Liébana, que se refugió en Asturias en el s. VIII huyendo de la invasión musulmana, hizo una compilación de los comentarios y anotaciones que existían sobre el Apocalipsis titulada Comentarios al Apocalipsis.
Después de la muerte del monje se hicieron más de 30 copias de esta manuscrito, en diversas épocas y lugares de España, y fueron ilustradas en estilo mozárabe, carolingio e irlandés.
A esas copias se les asignó el nombre de Beatos, en honor al monje de Liébana, y se caracterizan por el valor artístico de sus pinturas.
La que ahora estudiamos es el Beato de Támara, del siglo X, y muestra al tercer ángel tocando la trompeta y los efectos nefastos de los meteoritos.




Símbolos bajo el ángel



1-ÁNGEL. Lo que supone la angeología, rama de la teología que se ocupa del estudio de los ángeles, es que los siete ángeles del Apocalipsis son probablemente los siete arcángeles.
La palabra ángel proviene de griego y significa “mensajero”, y son los portavoces que transmiten el mandato de Dios a los hombres en la Tierra.
En el caso de esta ilustración el mandato es terrible, y este tercer ángel se nos presenta como un ser inmisericorde y despiadado, que sigue la orden de destruir a los seres humanos.


2-TROMPETA. En la Biblia aparece citado este instrumento en diversas ocasiones y simbolizando varias cosas.
La shôfâ que significa cuerno de carnero, se utilizaba para comunicaciones especiales.
La jatsôtserâh, que es de metal, transmitía alarma.
Por su parte, la sálpinx, que se empleaba en la guerra y se la nombra para anunciar la segunda venida de Jesucristo, así como también la resurrección de los muertos.
La trompeta que sujeta el tercer ángel es esta última, la sálpinx, que anuncia el juicio final, mientras arroja la tercera plaga, y advierte de los juicios severos por venir que son narrados en el Apocalipsis.







3-ASTRO. San Juan narra que, al sonar la tercera trompeta, el tercer ángel dejará caer una enorme estrella sobre la Tierra. Comúnmente, se le ha atribuido a los cometas la simbolización de terribles augurios, y esto no hace más que reforzarlos.
Así, el astro arrojado contra la Humanidad y que arde como una antorcha es consecuencia del castigo divino. ¿Por qué Dios castiga a la humanidad? Porque aun cuando es Dios quien le ha dado vida, los hombres no le agradecen, ni le adoran, sino que le desobedecen y se oponen a él, lo cual los hace merecedores del castigo.
La estrella se llama Ajenjo. El ajenjo es una planta aromática y amarga, de mal sabor.
En algunos textos bíblicos suele asociarse con los pecados, pues en la tradición judía se creía que era una planta venenosa. Tanto, que hasta podía ser castigo de Dios dar de comer ajenjo a quienes lo ofendieran. Tiene varios significados, entre ellos, sufrimiento, aflicción, amargura, castigo por idolatría, profecía falsa y apostasía.






4- CATARATAS. En las Sagradas Escrituras, el agua siempre ha sido símbolo de fuente de vida, y de un valor incalculable. No se puede olvidar que uno de los atractivos de la Tierra Prometida era que tenía muchas fuentes de agua.
Las cataratas que vemos en la miniatura, y que surten al río de agua, están contaminadas por la gran estrella que ha caído en la Tierra, y de este modo infectan el río.



5-APOCALIPSIS. El último libro del Nuevo Testamento, escrito por San Juan, es un texto simbólico surgido de las visiones del discípulo. Sobre las interpretaciones en torno al mismo, se ha dicho que es un libro que habla acerca del fin del mundo, en una fecha que no especifica.
En el contexto histórico de San Juan, y según el Apocalipsis, Cristo vendría para salvar a sus fieles, derrotando al Imperio Romano y con él a Satanás.
Para Beato de Liébana, la ciudad a ala que tiene que llegar Jesús es Córdoba y la persecución islámica la que deberá enfrentar y derrotar.
6-RIO. Grandes o chicos, a través de sus cauces los ríos suministran enormes cantidades de agua dulce a la Tierra.
De ella se benefician hombres, animales y plantas. Los ríos representan la vida, pero terminan siendo portadores de la muerte por haber sido contaminados de ajenjo, envenenando así a hombres y animales que bebían de ellos.




7-HOMBRES. Los hombres representados en la obra conforman la tercera `parte de la Humanidad para el momento en que se arroje la gran estrella desde los cielos.
Son los malvados, los pecadores, los desobedientes, que se han distanciado de Dios.
Así, estos individuos morirán envenenados por haber bebido de las aguas contaminadas de ajenjo.








 La calidad de las fotografias no es muy buena.
He buscado una imagen mas clara de dicho Beato, pero no he sido capaz de encontrarla.
He fotografiado la imagen del artículo, y la he dividido para entender mejor su significado.
Espero os haya ayudado a entender un poco el significado y sobre todo la importancia de joyas de nuestro patrimonio desconocidas por muchas personas.

1 comentario:

  1. La calidad de las fotografias no es muy buena.
    He buscado una imagen mas clara de dicho Beato, pero no he sido capaz de encontrarla.
    He fotografiado la imagen del artículo, y la he dividido para entender mejor su significado.
    Espero os haya ayudado a entender un poco el significado y sobre todo la importancia de joyas de nuestro patrimonio desconocidas por muchas personas.
    Los llamados BEATOS, solo son una parte de ese inmenso patrimonio que debemos cuidar y proteger.

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